Al aire
- Antonella Recancoj
- 3 feb 2021
- 1 Min. de lectura
Durante mucho tiempo te he escrito versos y sonetos o lo que sea que esas letras sean, pero nunca te llegan. Quizá en algún momento las leas y las dejes en el olvido, nadie me obliga a decírtelo y tampoco me desvivo por escribírtelo, pero es que sin quererlo te me apareces en cada kilómetro que recorro, en cada lugar que visitamos juntos, en cada palabra que pronuncié cuando te contaba historias y anécdotas; en el viejo café y en aquel atardecer, en mi pluma y en el papel; en las letras y canciones que bailamos juntos; en las risas y en los vientos; en ciertos lugares y en mis besos; en mis labios y en mi cuerpo.
Desde siempre siento que escribo palabras al viento y que a mis letras se las lleva el aire, ahora me siento en las banquetas y ya no pienso en llamarte. Dejé de cantarte cuando el vino ya no alcanza y cada vez te pienso menos cuando contemplo el cielo en las terrazas.
La Luna cada vez se vuelve más mía y los atardeceres en nuevas melodías. Si tan solo me hubieras dado la pauta o te hubieras vestido de valentía, por Dios que te hubiera dado mi vida.
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