Ciclos y sentidos
- Antonella Recancoj
- 20 jul 2022
- 1 Min. de lectura
Cierras los ojos y sientes.
Una extraña conexión escrita en papel que describe ventanas frente al mar con un fondo musical color azul lleno de profundidad.
Una partícula de oxígeno hace al viento lo que es, como la gota al mar y las alas a la libertad.
Basta la existencia misma para vivir, cerrar los ojos y sentir, abrirlos y soñar.
Te dejas llevar y sonríes.
El palpitar del corazón anuncia un viaje inesperado sobre rutas inexploradas rodeadas de vivencias y recuerdos que se van creando.
Un suspiro es lo que se necesita para saber que la calma aterrizó en forma de experiencia.
Solo un minuto mas es lo que se necesita en los siguientes sesenta segundos hasta que el reloj deje de contar las horas que transitan por la piel dibujando sonrisas al aire.
Respiras, vives y comienzas a volar.
Arranca el vuelo de partida hacia la libertad implícita en la sangre que corre por las venas de un ave que no es de cautiverio.
Nuevos horizontes que se dibujan a cada momento, se acaba una historia al comienzo de una nueva que no da tregua a la espera ni al confinamiento.
Es suficiente la vida misma para alzar el vuelo y emprender nuevos viajes que llenan el alma de vida, la existencia de alegría y sinsabores que enseñan la paz que deja el caos en medio de tormentas y arco iris que embellecen los días que desordena a su paso en un perfecto orden de sentidos.
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