Ese día
- Antonella Recancoj
- 16 feb 2021
- 1 Min. de lectura
El mar fue testigo esa noche
nuestras viejas almas se reencontraban,
la conversación una burbuja en donde solo cabíamos dos.
La parte de arriba de su camioneta fue la puerta hacia la libertad
aquella que me vio nacer del dolor que cargaba dentro,
al salir a la parte de arriba y sentir el viento sobre mi rostro
él sostuvo mi mano desde adentro
mientras nos hacíamos parte uno del otro.
Con una camisa prestada de su armario
salimos de camino a medianoche
cantando las canciones que habíamos tocado antes
y olvidando poco a poco los recuerdos
de aquello que había quedado inconcluso.
Llegamos y la arena nos sostuvo
mientras abríamos el corazón y nos lo contábamos todo.
Sin darnos cuenta el alba comenzaba a llegar
un nuevo amanecer frente a los dos
consumados en un abrazo mientras los colores nos envolvían
y cada vez más nuestros corazones se reconocían.
El frío se había acabado
y ese nuevo día junto al amanecer nuestra historia había comenzado.
Entradas recientes
Ver todoLo que queda de la noche nunca se va resabios de piel y atisbo de mar encuentros fortuitos que de casuales solo tienen las horas. Como...
Qué dicha sería haber dejado de palpitar en el latido más estrepitoso lleno de la vida consumida hasta el último instante...
Yorumlar