¿Artista o bolero de la calle?

Hay días en los que somos y otros en los que dejamos de ser.

Por unos días somos artistas, músicos, poetas, escritores, musas que inspiran o caballeros que invitan a soñar, somos héroes de la vida y somos el futuro en nuestros ojos.

Otros días dejamos de ser esos valientes que emprendimos, dejamos de ser soñadores, dejamos de ser niños, dejamos las calles que transitamos, a las personas que conocimos, dejamos la tinta y el papel en donde trazamos el proyecto angular o aquel en donde plasmamos unas letras que estaban de paso, dejamos de ser, de soñar y de vivir.

En un santiamén estamos frente a esa delgada línea que divide esos días, nos encontramos frente a un océano de pensamientos o simplemente divagamos contemplando las olas que se van formando y la quietud del mar.

Y ocurre… la pregunta que por un momento nos pone a tambalear: hacia dónde iremos a partir de este punto intermedio.

Llega el momento de la decisión, el momento de continuar el trayecto, de seguir siendo o ir dejando de ser.

¿Importará realmente?

¿Algún día sabremos qué fue lo mejor?

¿Artista o bolero de la calle?

¿Creador o espectador?

La vida tiene sus propias preguntas y respuestas, tratar de entenderlas a veces se complica, al final de la ruta lo que de verdad importa es que a donde sea que hayamos ido seamos nuestra propia luz e inspiración, que le pongamos nombres inventados a las calles para hacerlas nuestras, que bailemos con la lluvia en lugar de solo vislumbrarla, que seamos nuestros propios modelos y dejemos de buscarnos en los demás, que trotemos mundos aunque solo conozcamos uno, que dejemos huella y seamos esencia y que sean los días que sean, seamos dueños de ellos porque estos van, pero no regresan.