¿Nuevos comienzos o continuidad del plan?

Cada vez que un año acaba y comienza uno nuevo siempre tratamos de hacer más, nos convencemos que es hora de un cambio y nuestra euforia por creer que todo va a ser diferente aumenta sin darnos cuenta que no solo depende de una época, sino que día a día nos encontramos frente a frente con la oportunidad de hacerlo.

Nos acomodamos con el avance del calendario y se nos olvidan las ganas del principio, cada bache que nos encontramos en el camino lo visualizamos a futuro y pensamos que la ruta del año será de terracería sin ver que alrededor hay más paisajes que forman parte del mapa, pero ¿acaso no es eso lo que hace emocionante a un viaje? Tendemos a olvidarlo.

Talvez debamos aprender que las experiencias y las emociones se encuentran en cada rincón, no solo en momentos de éxtasis o en cambios de ciclos;

que están en los días llenos de obstáculos

que los propósitos se hacen de las adversidades;

que en medio del silencio se escucha mejor;

que las ganas no se acaban y que aunque momentáneamente se apaguen, el switch de cambio está en la palma de la mano listo para ser presionado en cualquier instante;

que cada nueva meta implica la finalización de una anterior y, por lo tanto, la continuidad del trayecto.

¿Se trata de un nuevo comienzo o es que en realidad solo retomamos lo que habíamos dado por resignado y continuamos mejorando lo que ya hemos conseguido?